lunes, 11 de abril de 2011

Odiseo en polaco.


“Never again will I kneel in my small country, by a river,
So that what is stone in me could be dissolved,
So that nothing would remain but my tears, tears.”

Cuentan que cuando Czelaw Millosz regresó después de 50 años, a su tierra natal Lituania, caminó hacia un viejo roble y lo abrazó. La imagen de ese hombre cansado y añoso con sus brazos alrededor del viejo y firme tronco es suficiente para saber que había un reconocimiento mutuo de haber sobrevivido y superado ese medio siglo de exilio.
Fue un medio siglo de brutalidad y atrocidad pues fue testigo de la invasión de su hogar, de la ocupación nazi de su ciudad, supo de la destrucción del ghetto, de la perdida de los polacos frente a los alemanes, de la toma del poder comunista y destrucción del modo de ser de su pueblo y él manteniéndose alejado pero defendiéndose de ser un apátrida, enseñaba lenguas eslávicas en la Universidad Berkeley, California.
Milosz cumple una centuria este año y podría encarnar al Odiseo del mundo contemporáneo que sorteando las atrocidades occidentales del siglo 20; se fortaleció alimentándose de los recuerdos de su tierra natal, empeñándose en no perder su lengua fue profesor de lenguas eslávicas y después de tanto tiempo regresa para abrazar la Tierra sin haber dejado nunca de hacer su gran hazaña: escribir poesía.

Para leer el artículo completo http://www.guardian.co.uk/books/2011/apr/07/seamus-heaney-czeslaw-milosz-centenary

Angélica Breña.