La Femme qui chante
El arte nos revela el verdadero sentido de la vida.
Recuerdo muy bien la frase de un maestro de Arte que tuve hace muchos años “-El arte nos golpea-” era la primera clase del ese curso de maestría que tomé y fue de esas frases que yo apunté en mi cuaderno, pues al venir de un mundo de la mercadotecnia y la administración mis estudios de posgrado en Humanidades me obligaban a escribir aquello que no entendía, escribía las palabras que consideraba debería repasar para comprender o bien, apuntar los autores que citara el maestro para ir formando mi biblioteca, EL ARTE NOS GOLPEA repetí perpleja… alcé la mano al final de la exposición y le pregunté al profesor porqué decía eso. Me contestó que el arte está en muchas partes de nuestra vida cotidiana y que cuando abrimos nuestros sentidos ahí está para sacudirnos, para estremecernos y recordarnos que la realidad es sólo un velo aparente, las obras de arte nos golpean para revelarnos esos acertijos de la vida, para darle el sentido a todo lo absurdo que nos rodea, puede ser en el momento más inesperado; un muro con graffitti, un cuadro, una escultura en una plaza o en una novela que nos prestaron.
Esta noche el golpe fue cuando ví la película “La Mujer que cantaba” Incendies del cineasta canadiense Denis Villeneuve 2010 y cuyo estreno fue en este año, nominada para la mejor película extranjera, muy bien acogida por los críticos. Una historia que aparentemente sigue el curso del eterno retorno pero que en su complejidad funda una nueva dimensión para decodificar las guerras y conflictos que han azotado en las últimas décadas a la humanidad. Un llamado a repensar el amor en su dimensión de fundamento de lo humano, a reflexionar sobre la dicotomía que hay entre la religiosidad y las ideologías. Llevada a la pantalla con una mirada artística que nos revela entre las ruinas y despojos el perdón, esa reinstauración de la dimensión amorosa, como dice Yankelevich, pero que también resalta la fuerza de voluntad de una mujer que siendo víctima de los abusos más brutales no se cansa de creer en el amor y de la responsabilidad que conlleva. Apostar por la vida en su más elemental fibra y desde ahí confrontar las ideas para volver a ser hermanos, a ser prójimo en el sentido sacro. Una película cuyo final queda abierto a una nueva era con una cinta musical casi mística.
Los lugares en que se desenvuelve la historia implican el mundo contemporáneo y el mundo mítico a la vez, Tierra Santa y Canadá. La guerra de Palestina, Edipo, el fundamentalismo, Rómulo y Remo, en fin cargada de símbolos y de Historia pero narrada con un lenguaje de hoy.
¡No se la pierdan! , yo la ví en el cine Lumiere de Reforma.
Angélica Breña.