“En cuanto a la subida al mundo superior y a la contemplación de las cosas de lo alto, ponlo como el camino del alma en la ascensión al mundo inteligible…”
Platón, La República, libro VII
El pensamiento mítico, mythos, fue la primera forma de expresión que el hombre instauró de cara a la naturaleza, misma que le daba orientación y claves de comprensión de su entorno. Las religiones animistas, el lenguaje simbólico, los ritos y en general la identificación de las distintas deidades, constituyeron formas de congraciarse con las fuerzas de la naturaleza.
Introducirnos en la cultura griega significa distanciarnos del mito para acercarnos a la filosofía. En la relectura que hicimos la semana pasada sobre la alegoría de la caverna, pudimos apreciar los diferentes conceptos que utilizó Platón para ilustrar su pensamiento. Hablamos de los prisioneros, de las apariencias, de la idea de bien simbolizada por el sol y del mundo de las ideas. El concepto que quisiera resaltar es el de: odós o camino. Para que los prisioneros pudieran salir a la luz debían transitar por el camino que los llevaría a la salida de la caverna.
El espíritu filosófico, a diferencia del mito, consiste en tomar distancia, crear conciencia y especular sobre la realidad. El impulso por conocer es un movimiento que parte de una observación y termina en una confrontación personal. Regresando al concepto de odós, el recorrido o itinerario filosófico debe ser experimentado por uno mismo. No es transferible.
Al tiempo que el hombre recorre el camino; se cuestiona y se conoce a sí mismo. El acercamiento a la filosofía no debería ser estudiar filosofía, sino saber filosofar, es decir, preguntar y someter la vida examen, buscar la conexión con lo que acontece, evocar una visión de conjunto. En resumen: evitar conformarse con lo existente.
Los griegos representan esa cultura en la que el hombre habla consigo mismo y se enamora de sus capacidades, vive desde el asombro, thaumatzein, y funda un nuevo interés por el conocimiento poniendo en relieve los grandes temas: la vida, la muerte, el bien, la belleza, el amor. Transitar de una forma consciente por el odós puede ser un atisbo de plenitud y quizá la única forma de apropiarse realmente de la vida.
Ana Barberena
Ana Barberena
No es transferible ¡Qué buena frase! Por más que queramos inculcarles o facilitarles la comprensión si no se acercan a los textos, si no preguntan más incisivamente, si no observan y después reflexionan sobre lo dicho, si no buscan las conexiones entre lo que leemos y lo que vivimos o lo que somos. No nos pasará nada.
ResponderEliminarAngélica
¡Buenísimo lo que dices de a ¡ filosofar!
ResponderEliminarFilosofar es el camino para mantenernos atentos y despiertos a nuestra libertad,nuestras posibilidades y nuestros límites, la existencia es siempre en primera persona, como tu bien dices es intransferible.